miércoles, 23 de mayo de 2007

Memento Mori

El aire frío me trae a los poros, vivos, a mis amados muertos. Escondo mis manos en los bolsillos para protegerlas del clima helado que empieza a reinar en este otoño escaso de lluvias. En mi cuadra, los frágiles árboles comienzan a ser mutilados. Las palomas caen muertas patas arriba sobre el asfalto... en sus abrigos de plumas grises, rígidas, mirando con sus ojitos diminutos al cielo igualmente ceniciento.

Los días se cargan de melancolía silenciosa. Como la misma muerte.

Escapo a los cementerios. Caminar cabizbaja por los pasillos interminables me provoca calma. A veces la muerte es más confortable que la vida; alguien debe morir de vejez cerca mío y me pregunto qué fue más satisfactorio, haber vivido tantos años, o vivir intensamente 23 y luego desaparecer bajo tierra con la columna destrozada y siendo devorado por los gusanos, dedicándose a cosas más allá de nuestro conocimiento, comprensión o cordura. Estarán acaso en el abismo nuestros amados muertos, susurrando cosas initeligibles?

Te extraño, a veces. Pero no a la persona viva que conocí, con la que compartí la misma cama por tantos días, no a aquélla que miraba fascinada al despertar, fuera en una tarde calurosa citadina o en un
sureño día lluvioso. No, no a ese hombre, a pesar de la fuerza que tenía, porque luego conocí su espíritu hecho del fuego del Olimpo, cerca de mi corazón deprimido, y comprendí que lo físico, la identidad que tenemos acá, en general no es nada.

Extraño el suspiro del alma en el cielo grisáceo. Me pregunto p'q es ahora tan difícil de alcanzar, dónde nace el temor de extender la mano hacia la total oscuridad, sin temor de lo que pueda palpar. Falta tanto en este proceso consciente de la mutación trascendental que cambiará toda mi vida, y mi muerte.

Continúo escuchando la misma canción que evoca a los muertos y comprendo que ha cambiado. Que los tonos no son los mismos y que esta vez hay más cosas por oír.

La vida, la máquina imparable, continúa exigiéndome atención por todas partes. Me desvía a veces del latido del corazón, de la fuente que debo escuchar todo el tiempo. El goteo sensible del manantial...

Las personas han tratado de alejarme de ello también.

Memento Mori. Los muertos siempre estarán allí. El espíritu siempre arderá, con la llama imperecible.


Memento Mori.


















· mp3: Aura - Nico Onfray.