Toco con las puntas de mis pies el núcleo del universo... siento que mis pulmones se llenan de agua, abro los ojos con desesperación para descubrir que todo a mi alrededor... es simplemente oscuridad.
Frío, silencio, inmovilidad absoluta... poco a poco la calma reemplaza el dolor, y decido explorar aún más en los límites. Me vuelvo agua, me fundo con todo, y he ahí la anhelada profundidad, los océanos en pleno, el calor del sol en su útero, la brisa suave que acaricia los campos, rasante, imposible de atrapar.
Y vuelo sin alas, sólo en espíritu, para encontrarme con todos mis muertos, para saborear abrazos incorpóreos y presencias inmateriales... pruebo el sabor del cielo y a bocanadas los vapores del infierno, descubro las fantasías, el paraíso y la fruta prohibida...
... y sello eso en un corazón de carne, que bombea sangre a mis venas sin parar...
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