lunes, 31 de diciembre de 2007

La acidez del sarcasmo...

... me corroe las entrañas y me obliga a doblarme en mil, hasta caer al suelo; convertido en vómito espeso, me quema los dientes y la lengua. Los escupo lejos, me doblo más hasta romperme los huesos, hasta dejar mis tripas en el suelo, y luego miro al cielo, y río.

Sí, me puedo reír aunque sepa acre.

Oh, príncipe Alprazolam, salva a esta princesa de la ruina mental, y con tu beso amargo bríndale una noche sin sueños, encerrada en su fortaleza animal.

Mis pedazos se esparcen por el suelo.

Cómo quisiera no pensar tanto en esto.

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