viernes, 18 de enero de 2008

Abajo.

Ah, este interior... es de pútrido y enfermo carmesí... mis entrañas hambrientas lloran tu ausencia sin saber llorar ni sentir.

Bajo la luna, me siento, aúllo, mientras rezo en silencio la tierra me atrapa y me guarda para sí. Los insectos me asfixian con su abrazo, desciendo...

Las profundidades de la tierra son las mismas que las de mi alma, dos reinos distintos, el cielo y el infierno, mediados por un purgatorio humano.

Estiro mis dedos y nadie me alcanza. La tierra me calma. El aire me entrega su último beso. Desciendo.

Intento recordar mi vida desde este entierro prematuro. Todo lo que me regala el recuerdo es nostalgia y dolor. Prefiero cerrar los ojos y vaciar mi mente, volver a la etapa primigenia, la nada, es toda mi meta.

Me deshago en el polvo. Desciendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Volveré.

:)